¿A quién no le gustan los dispositivos tecnológicos nuevos? Y con ellos vienen cables, cargadores, audífonos nuevos y quizás un nuevo empaque y otros accesorios. Entonces, ¿qué pasa con las cosas viejas? Se les llama desechos electrónicos (desechos-e) y se están convirtiendo en una problemática global importante. Observe la siguiente infografía para aprender más acerca de los desechos-e y lo que podemos hacer para frenar el río de residuos de dispositivos.
Los desechos-e son la acumulación global de residuos de dispositivos eléctricos y electrónicos, lo cual incluye computadoras, televisores, y teléfonos celulares. Puede que estén descompuestos, obsoletos, inutilizables o simplemente nadie quiera usarlos, pero también pueden reutilizarse, resellarse y fungir como material reciclable en otras formas. En esencia, todo lo que se relacione con los dispositivos tecnológicos modernos se considera desecho-e una vez que se deja de utilizar.
Para tener una idea más clara de lo que esto significa, piense en 100,000 smartphones. Dentro de estos computadores de mano se encuentra el equivalente a 55 libras de plata, 5.3 libras de oro y 1.984 libras de cobre - de lo cual todo constituye materiales reciclables y de alta demanda. Desafortunadamente, de acuerdo con la EPA (Agencia de Protección Ambiental, por sus siglas en inglés), únicamente se recicla el 12.5 por ciento de los desechos-e.
si estos materiales son reciclables, ¿por qué no es mayor esa cifra? Porque el proceso de reciclaje para los desechos-e no es tan eficiente y el problema supera por mucho a la solución. De hecho, los Estados Unidos contribuye con 9.4 millones de toneladas por año, haciéndolo el mayor contribuyente del mundo en materia de desechos-e. Cerca de 41.8 millones de toneladas métricas de desechos-e se envían a países en vías de desarrollo cada año, aunando el problema de los materiales con los costos de envío y transporte. Tenemos una cultura de digitalización acelerada, la cual se mueve tan rápido que tal vez no podamos mantenerla, así que el problema se envía a cualquier otro lugar.
Otra manera de abordar este problema es comparar la nueva tecnología con una más vieja y duradera: los automóviles. Cada año, cerca de 15 millones de autos chatarra o vehículos que han cumplido con su ciclo de vida se envían a los deshuesaderos en donde se reciclan ya que los autos se construyen de 95% de materiales reciclables. Los vidrios de los autos se convierten en botellas y vidrios de mostradores; el acero se utiliza en puentes y edificios; el aceite de los motores se convierte en lubricante y combustible para calderas; irónicamente, el aluminio en autopartes se convierte en los contenedores para iPads y iPhones. El listado de nuevos tesoros que emergen de la basura continúa, incluyendo a los autos nuevos. El reciclado de automóviles en los EEUU y Canadá proporciona suficiente acero para producir aproximadamente 13 millones de vehículos nuevos por año. Debido a la utilización de materiales y reciclado responsables, un carro puede seguir “sirviendo“ aún después de su ciclo de vida de 8 a 15 años.
De acuerdo con los estándares de la historia del ser humano, los dispositivos electrónicos todavía son una invención nueva, así que aún hay esperanza para que la utilización de materiales ecológicos más inteligentes y los métodos para reutilización de los mismos nos dirijan a una reducción significativa de nuestros desechos tecnológicos. Hasta entonces, podemos aportar nuestro grano de arena para tomar decisiones ecológicamente responsables al deshacernos de nuestra tecnología obsoleta. El ciclo de vida útil de nuestros dispositivos podría ser de tan solo 2 a 7 años, pero el impacto en nuestro mundo es mucho mayor y esto merece pensarlo dos veces.